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miércoles, 12 de enero de 2011

LOS SUEÑOS DE MARTA



No hace mucho tiempo en pueblo nació una niña llamada Marta.
Marta fue educada por igual, sus padres se involucraron en su educación
los dos por igual a la hora de criarla por eso, Marta no conocía la desigualdad. Con tres añitos fue a la escuela donde por primera vez  noto
que todos eran distintos, los niños jugaban a la pelota,  a peleas, coches…
sin embargo las niñas jugaban a las muñecas, a las casitas, a princesas…
Marta no conseguía adaptarse, le gustaba las muñecas pero también las
pelotas, y cuando quería jugar con los niños le decían: “! NO PUEDES
JUGAR CON COSAS DE NIÑOS ¡ ¡VETE A JUGAR A LAS MUÑECAS!”.
Era todo bastante raro, y además cuando los niños se hacían  daño y los profesores le decían “! LOS NIÑOS NO LLORAN!””y Marta pensaba
¿Por qué? Tendrán alguna  enfermedad en los ojos. Luego más tarde en primaria, Marta crecía junto con sus compañeros.  Pero veía  que las cosas no cambiaba, los niños se adueñaban de la pistas del recreo  jugando al fútbol y las niñas hacían corrillos en pequeños sitios. Marta descubrió que los deportes se les daban muy bien, como jugar al fútbol y ponerse vestidos bonitos. Un día mientras que intentaba convencer a los niños que le dejaran jugar, un niño le dio un empujón, y eso le pareció fatal pues le había hacho mucho daño. Cuando se lo dijo a su profesora  castigo al niño, pero también le aconsejo que no se juntara con  ellos pues eran muy brutos.
Se sentía desconcertada, y al contárselo a sus padres, le animaron, y le empezaron a hablar de desigualdad, pero ella no entendía nada. Su padre le decía que no se desanimara que luchara por sus sueños y que nunca se dejara pisotear por nadie.
Marta se sintió mucho mejor, pero en el colegio nada había cambiado, pues por mucho que intentaba jugar con ellos le rechazaban.
Cuando empezó a leer sus primeros cuentos se dio cuenta que en ellos, pasaba lo mismo, las chicas eran frágiles y  delicadas y siempre tenían que esperar a un príncipe o hacer lo que los demás quisieran. Sin embargo los chicos eran poderosos, fuertes e inteligentes.
Marta dejo de intentar jugar al fútbol y se dedicó a leer, pues le encantaba las historias que la llevaban a diferentes lugares y épocas.
Fue creciendo u dándose cuenta que había muchísima gente como ella, pensando en que todo el mundo es igual y que podría hacerlas  mismas cosas que un chico (aunque le costaría mucho más).
Marta fue creciendo, y  en su primer año de secundaria vio que aún se acentuaban más, pues los grupos se comportaban raros. Las chicas se empezaban a pavonear delante de los chicos e intentaban ser perfectas para que ellos las vieran guapas, algunas de ellas se ponían a comer a escondidas entre las horas de clase, por que les avergonzaba comer en el recreo delante de ellos. Los chicos sin embargo se la daban de graciosillos.
Todos escondían sus sentimientos cada uno representando su papel y Marta nadando entre las dos aguas sin sentirse a gusto en ningún sitio,
siempre observando su alrededor.

Todos la veían como un bicho raro, pues siempre entre sus libros y sacando el curso con buenas notas acompañada de todos y de nadie.
Marta pensaba: que todo es bastante raro, sin embargo todos somos diferentes, ni los chicos tan malos, ni las chicas tan buenas. En mi caso intento ser útil en esta sociedad en la que vivo, intento colaborar en todo lo que puedo,  veo que puedo hacer tantas cosas como estudiar, participar, ayudar… y todo ello sin ninguna condición seré como yo soy  por mi forma de ser da igual del sexo que sea. En mi familia me quieren como soy. Así que para todo el mundo intentaré no cambiar, siempre con educación diré lo que pienso, lo que me guste y lo que me moleste.
Estudiaré una carrera para poder trabajar en lo que yo quiera, prepararme lo mejor posible. Todo ello aportando en esta sociedad mi granito de arena, para que todos seamos iguales, todos y todas tengamos las mismas oportunidades, derechos y obligaciones.
Creo que algo esta cambiando, no por mis vivencias puesto que son pocas por mi edad. Pero por lo que he leído y por lo que me han contado los mayores. Antes había mucha más desigualdad.  Y yo como persona me gustaría que este mundo sea igual para todos, ni los hombres más que las mujeres, ni que las mujeres más que los hombres.  Todos por igual que nunca se hable de desigualdad pero también que no se hable de racismo ni de violencia, hablemos de solidaridad y de amor.
Creo que habrá mucha gente concienciada en esta labor y que el día de mañana este tema se habrá quedado en solo una parte de la historia que contaran nuestros nietos.
Marta decidió desde ese momento que la vida solo se vive una vez, así que haría todo lo posible en jugar al fútbol y que todos y todas conocieran lo que pensaba y hacer posible todos sus sueños, sin que nadie pudiera arrebatárselo nunca.




















ALMU L.G.

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